
El otro día leyendo un artículo titulado Un jefe motivado en la cuenta de resultados En lucha contra la desilusión en cadena me llamo la atención un párrafo que hacia referencia a los mandos intermedios, os dejo con él y que cada uno con sus reflexiones, saque sus propias conclusiones.
Se habla de directivos y de empleados, de estrategias de negocio y de gestión de plantilla. Se habla, cómo no, de crisis. Sin embargo, pocas veces nos detenemos en la figura del mando intermedio; ni siquiera existe un único rango `oficial´ para él. Se le puede llamar coordinador, supervisor, jefe de departamento o director de área, pero la realidad siempre es la misma: está en medio de un fuego cruzado y debe bregar cada día con órdenes y contratiempos, con papeles y personas. Si estas últimas están, además, de cara al cliente, su tarea se hace todavía más complicada; de su inspiración (estudios de Harvard y del Carnegie Institute of Technology revelan que el 85% de la efectividad de una persona reside en su competencia social y no técnica) dependerá el éxito o fracaso de toda la empresa.
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